domingo, 1 de noviembre de 2015

No se si puedo con esto

Trato de pensar en otras cosas. Agarro mi libro de apuntes de Patología General, sabiendo que debo promocionar la materia y sacármela de encima después de seis años. Pongo la guitarra arriba de la cama, no la se tocar, pero le da un aire despreocupado y acogedor a mi mundo; pongo música alegre en mi cerebro, hablo con mi mejor amigo, y sí, hablo, porque él no me contesta. Me pongo a editar fotos, ya que anoche estuve haciendo intentos de maquillaje artístico y lo que comenzó como Harley Quinn, acabó como La Catrina, ya que quería hacer algo que me mantuviera ocupada por tiempo indeterminado y esa "máscara" ameritaba más elaboración.
Excusas, excusas y más excusas. La realidad es que apareció el monstruo. El otro día lo visualicé, me di cuenta que me estaba acechando desde el borde de la puerta. No había entrado nunca, no lo vi venir. Yo supongo que al decidir ignorarlo, él encontró manera de entrar a mi casa y acecharme desde un rincón. Tenía tantas cosas en las que pensar que realmente no me di cuenta de que allí estaba, con los ojos fijos en mi, casi dos días seguidos agazapado observándome, incluso cuando dormía. Tampoco me fijé que, en su negra integridad, asomaba una sonrisa, de la que nunca voy a saber si emanaba emoción o maldad pura. Tampoco lo veo ahora, pero se que está sonriendo, simplemente lo percibo. Lo percibo porque está detrás de mi, en este momento, intentando envolverme con sus garras negras y su halo de oscuridad. Me está agarrando la cabeza, acariciándome suave y fuertemente el pelo, y con la punta de los dedos llega a tocarme la cara; es frío, pero cálido al mismo tiempo, ya que me está invadiendo un sentimiento de confirmación de algo que no quería, no podía aceptar. Se lo que esta intentando hacer. Quiere abrazarme, pero algo en mi no lo deja. Todavía aparece un escudo protector, pero tengo que estar pensando constantemente en él para que no me abandone, no puedo distraerme con otra cosa, y cualquiera de las actividades que podría ponerme hacer, incluso estudiar, bajarían mi guardia y dejarían el camino libre para el abrazo repentino, pero ya no desde atrás, sino de frente, de golpe, como un screamer sonriente de dudosas intenciones que podría poseerme por tiempo indefinido. Ya se que lo que hace tiene dos caras. Apareció, lo cual indica que algo bueno me está pasando. Pero... apareció, y eso principalmente inyecta en mi un veneno muy potente que puede matarme a mi y a cualquiera que esté muy cerca. Claramente es un veneno emocional, y es muy malo, lo puedo asegurar, porque ese monstruo ya ha acechado a mis puertas, ya me ha mirado desde rincones, ya ha poseído mi cuerpo y ya me ha hecho dejar marcas imborrables en la piel de las víctimas...
Espero que esta vez no llegue tan lejos. Espero que esta vez se detenga en donde debe. Él sabe que tiene control sobre mi, que me puede invadir de a poco desde el centro mismo de mi corazón y mi mente, y que puede anular cualquier sentimiento o razonamiento, y enaltecer otro a grados obsesivos, paranoicos y psicóticos. Pero si tengo suerte, ya me tomó cariño, y se va a limitar a convertirse en un fiel amigo que me va a señalar allí a donde mi barco deba dirigirse de aquí en más.

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