domingo, 3 de enero de 2016

No lo necesito

La abstinencia me está matando. Necesitaba de ese medicamento para vivir, una droga pesada inyectable fuera de la ley. Nunca se supo a ciencia cierta si era legal o no, aunque tengo entendido que en la Edad Media era una droga prohibida por la iglesia. Como sea, yo la necesitaba. Y cuando creí que ya no la necesitaba más, descubrí que estaba rodeada de verdugos que metían el medicamento en secreto en mis cosas. En mis bebidas, en mis comidas, en mi ropa, en mi música, en mis sueños... nadie se hizo cargo de ello, pero reaparecían como mosquitos en pleno sueño humano.
El efecto de la droga es muy simple pero poderoso, y exterioriza las vulnerabilidades. Es tremendamente doloroso, pero inexplicablemente adictivo. Y por eso estoy decepcionada de mi misma.
Me encuentro una y otra vez cayendo en la adicción. Es inevitable, es como si hubiera nacido con una carencia exagerada, una carencia que si bien no se de qué es en concreto, no me deja vivir tranquila.
Qué mas quisiera que vivir tranquila y poder pedir ayuda, que me salven de la persona de mierda en la que me convertí. Pero no, soy una humana con pretensiones de hada que a veces se cree nefilim y no tiene nada de especial, y encima es adicta a una droga, adicta como el ser mas pobre de alma que conozcan, o incluso peor.
Quiero dejar de depender de eso, anhelo eso, y dicen que la voluntad es lo primero y lo mas importante para empezar a superar algo. No me queda otra que estarme atenta, cubierta de armaduras de adamantium, porque en mi abstinencia no soy yo la que se inyecta la droga. Me la inyectan los demás. Y cuando me doy cuenta, ya es demasiado tarde; los fármacos hicieron efecto.
 Cuidado, Flor. Cuidado.

Lectura de cuentos

¡Buen martes! Hoy quiero dejarles dos enlaces; son la primera y la segunda parte de un vivo en el que estuve el 31 de Octubre junto a los es...